domingo, 30 de marzo de 2008


Todavía cae sobre mí la falaz interpretación de una frase de una nota de la zona churrinche 11, dedicada al ciclo de teatro por la Identidad 2006.
La nota era una crítica a la obra “un hoy...hasta” y la frase decía algo así como “…sorprendente Pablito Zumbo, con su garganta de ángel, como pela a voz en cuello un MARTA ME ENGAÑÓ”. El chiste me pareció gracioso, aludía a la voz suave del actor, que supo impostarla en la puesta para pegar el grito. Aunque al principio dudé en escribirlo, pensé que Zumbo podría entender la broma como demasiado atrevida.
Sin embargo, las críticas no vinieron de su lado, sino de algunos teatristas que manifestaron: “esa nota de zch no fue objetiva: a algunos nos dieron con un caño y de Zumbo dijeron que es un ángel”
Más graciosa fue la anécdota pero, en resumidas cuentas, Zumbo – y aclaro que el nombre del actual espacio, “zumba chatarra”, no fue en homenaje a él- como teatrista, promete.
“Los amores de Águeda”, la primera de las comedias representadas en Doña Rosa, relata la historia de dos hermanas; una, zapatera y realista, la otra es Águeda, una maestra que decide abandonar su Bálcarce natal para irse a Bs As con su dudoso novio camionero.
Como ya sucediera en otra puesta de Zumbo, “El juicio final”, aparecen algunos guiños al espectador divertidos, como el hecho de que una de las actrices diga “estos son los zapatos de la familia Zumbo”; o la caja que permanece en escena con la inscripción “Águeda teatro”.
Lo que no me convenció fue el conflicto y las imágenes –la mujer sentada esperando algo que no llega con valijas alrededor-clásicas, sí, pero viejas. Se necesitan relatos novedosos para las buenas ideas.
Más que interesante el modo que eligieron los directores para realizar la transición a la segunda comedia; la escenografía se modifica en escena, un poco por los personajes que se van, otro poco la arman los que llegan, al ritmo de una banda sonora cuya letra también se relaciona con el desenlace de la primera comedia.
La segunda mini-obrita es “Jamón serrano no’ necesitamo’”, y la dirigen Julia Pérez Iturralde y Analía Scalise. Muy buenas las actuaciones, excelente la de Laura Zerba y la caracterización de Pablo Zumbo.
Lo que no entendí es el final –y perdón si lo deschavo- con el himno uruguayo a todo volumen. Digamos, ¿qué conclusión debe el espectador sacar? ¿qué están a favor de la papelera? Creo que la situación actual se cuela inevitablemente en la lectura, y por lo menos a mí, se me generaron dudas al aplaudir.
Pero, como ya lo expresara antes, veo aires de renovación en el teatro quilmeño.
Solamente una opinión final, tómala o déjala: es hora de empezar a cumplir las promesas.

No hay comentarios: